El mito de las ciencias convergentes como fuente para un mundo feliz
de
Fausto Antonio Leonardo Henríquez, C.M.
Ser humanos o ser dioses
Luis Quezada
Teólogo católico laico de matriz ecuménica
A mi
Lourdes
que durante cuatro noches seguidas soportó la ausencia mía en la cama a su lado
INTROITO NECESARIO: Un desafío a quemarropa
Quiero sentir el “beso de tu boca”
el calor de tus labios.
Quiero morderte a besos la mirada,
el amor que en tu Palabra brilla.
Dame un metabeso.
Se queda extasiada mi alma,
muda, estática como joven
que prueba las mieles del amor
a escondidas.
Quiero fundirme en ti
como agua en el agua
(p.56)
Después leí con unción la publicación titulada La obra poética de Fausto Leonardo Henríquez (2018), donde 21 autores, con Bruno Rosario Candelier a la cabeza, desmenuzan el valor y el alcance de la poesía mística de nuestro autor en cuestión.
Finalmente, había leído del autor su obra de coordinación Poetas interioristas españoles (2020) que, al decir del mismo Fausto Leonardo Henríquez, “esta antología es una muestra mínima de la creación de los poetas incorporados al Movimiento Interiorista de Literatura con arraigo en España”, donde él explicita la contribución que han hecho 12 poetas españoles al Movimiento Interiorista.
Con Fausto Antonio Leonardo Henríquez estamos delante de un gran poeta, de un penetrante místico, que para los dominicanos constituye un verdadero embajador de la palabra.
Después que me había preparado para hacer mi trabajo sobre Gemidos del ciervo herido, hace dos semanas, don Bruno Rosario Candelier me cita en Moca y me dice que el trabajo que voy a presentar en el encuentro del Ateneo de este mes 2023 es su tesis doctoral. Yo a don Bruno soy incapaz de decirle que no; pero me vi sobrecogido al ver el grosor de esta tesis, de 611 páginas, de una actualidad fascinante (publicada en 2020), de un tema desafiante (Transhumanismo y Posthumanismo); con un nivel de erudición envidiable (sus referencias bibliográficas suman 60 páginas).
Debo confesar que no solamente me sentí sobrecogido sino también abrumado. Mi esposa me vio durante 4 días desvelarme, en una lectura apasionante que no me dejaba soltar el libro y una mañana, muy temprano, ella se me acerca y me dice: “hacía mucho que no te veía trasnocharte durante 4 noches seguidas, ¿qué es lo que lees?, y como mujer curiosa, toma el libro en sus manos y cuando lee las dos primeras palabras de su título, me dice: ¿y qué es eso de Transhumanismo y Posthumanismo?; confieso que no me sentí en ánimo de responderle y le musité: la primera en leer lo que yo entiendo de esta tesis desafiante serás tú”; y salí a principios de esta semana de la capital, dejándole mi ponencia en sus manos. Ayer en la mañana, llamo a Lourdes bien temprano y se me ocurre preguntarle: ¿qué te pareció, no mi trabajo, sino la tesis que enfoco en él?, y me dijo escuetamente: Pero, ese Fausto Leonardo es un PENSADOR; a lo que le respondí: Has dicho bien; no solamente es un POETA y un MISTICO; es también un PENSADOR de altos quilates. La conversación terminó con esta frase de mi Lourdes: Tú me puedes prestar el libro de Fausto para leerlo despacio”; a lo que le rastrillé: El libro no es mío, es de don Bruno y tiene incluso una dedicatoria del autor a don Bruno. Lo consultaré a ver si me lo deja durante algunas semanas, para que lo leas. Y terminé la conversación telefónica, afirmándole: Me gusta lo tuyo; no leas sobre la fuente; lee la fuente”. Y esa es mi pretensión. No que ustedes se queden con una modesta lectura de la fuente, que es mi ponencia, sino que puedan disfrutar directamente de la fuente, que es este monumento intelectual de la tesis de Fausto Leonardo Henríquez.
Una acotación final que concierne directamente al autor. Para conocer una obra, primero hay que acercarse al autor de la misma. Es un hombre que cree en la vida religiosa; es protagonista de un carisma de varios siglos que heredan de San Vicente de Paúl, basado en el lema “Evangelizare pauperibus misit me” (“Me envió a evangelizar a los pobres”), tomado de la perícopa de Lucas 4, 14-30. De manera que estamos delante de un autor que vive y siente la espiritualidad de los sufrientes, de los últimos de la historia, de los descartados. Y eso le da una sensibilidad especial para percibir el horror que nos sobrevendrá si se impone la ideología trans-posthumanista.
“Los pobres son nuestros señores y maestros. Maestros de vida y pensamiento. Junto a ellos la inteligencia se esclarece, el pensamiento se rectifica, la acción se ajusta, la vida se modela desde el interior”.
(Vicente de Paúl, en una de sus Conferencias a
los Padres de la Misión y a las Hijas de la Caridad).
Pienso que esta tesis fue inconscientemente motivada por la celebración en el año 2017 de los 400 años de la fundación del carisma vicenciano que vi veplenamente el autor de esta obra.
Vamos hacia un tránsito del hombre natural al hombre artificial. Es acertada y elocuente la portada de su libro: el cuadro Mujer cyborg, de Dmytro Tolokonov.
I. Cómo logré la domesticación de una tesis salvaje
Con el poco tiempo con que contaba, y queriendo ser serio ante un autor que me exige seriedad, me dispuse a domesticar el libro.
La primera noche de vigilia, leí la introducción y la conclusión; me deleité saboreando las 60 páginas de referencia bibliográfica, que me ponen en cintura ante las dimensiones que tiene esta tesis; leo a seguidas el STATUS QUAESTIONIS (ESTADO DE LA CUESTION) que el autor presenta sobre lo que es el TRANSHUMANISMO y el POSTUMANISMO. Y finalmente, en ese primer acercamiento, me leo sabrosamente los 7 resúmenes que presenta el autor al final de cada uno de los 6 capítulos que componen su obra.
La segunda noche de vigilia, fue ya de una lectura sosegada de cada uno de los 6 larguísimos capítulos que conforman el cuerpo de la tesis, a saber:
1. Historia y desarrollo del Transhumanismo
2. Postulados e instrumentos científicos del Trans-Posthumanismo para llevar a cabo su ideario de superación de la especie humana
3. Ámbitos de influencia del Trans-Posthumanismo.
4. Reacciones al Trans-Posthumanismo
5. La antropología integral de la Doctrina Social de la Iglesia como criterio de juicio al Transhumanismo.
6. Respuestas a los interrogantes éticos que plantea el Trans-Posthumanismo.
Debo confesar ante ustedes, que esta segunda noche de vigilia, quedé noqueado ante la magnitud de esta obra, pues me di cuenta que estamos en presencia de un clásico, como lo explica Friedrich Schlegel: “Un clásico es una obra que nunca llegamos a comprenderla; que siempre la leemos de nuevo, para descubrir nuevas variantes y vertientes; y que nunca agota su contenido, pues cada nuevo lector verá nuevas cosas en ella”. Hice, evidentemente un recuerdo pobre, según lo permite mi comienzo de Alzheimer, de la brillante explicación sobre lo que es un clásico que hizo el excelente filósofo alemán.
La tercera noche de vigilia fue agarrar una libreta y comenzar a darle forma al esquema de mi presentación, es decir, diseñar el muñeco.
La cuarta noche consistió en tomar la PC y comenzar el proceso de redacción de esta humilde ponencia que les presento, de una obra soberbia en erudición científica, filosófica y teológica. Insisto, mi comentario es un acercamiento a lo vendedor de periódicos, sobre esta monumental tesis doctoral.
II. Acercándome a dos conceptos claves de la tesis doctoral
Estoy hablando evidentemente de los conceptos: TRANSHUMANISMO y POSTHUMANISMO.
A lo vendedor de periódicos, TRANS-HUMANISMO significa transformar lo humano a través de la tecnología que provocarán las ciencias convergentes: Nanotecnología, Biotecnología, Inteligencia Artificial, Ciencias cognitivas, etc), “con las que se piensa reparar las dolencias físicas, cognitivas y emocionales del ser humano, así como aumentar sus capacidades ignatas o incorporar otras nuevas (FLH, p.23).
El TRANSHUMANISMO es el CAMINO que nos llevará a una META: EL POSTHUMANISMO, es decir, a un estadio “más allá de lo humano”, donde se visualizan dos aspectos: la robotización del hombre y/o la divinización del hombre.
Fausto Leonardo Henríquez, en su introducción, lo expresa así: “Ese poder tecnocientífico está revolucionando paulatinamente todas las esferas de la sociedad con una propuesta seductora de cambiar profundamente la realidad, dar sentido a la vida y garantizar un mejor futuro para todos con grandes beneficios individuales y sociales como jamás antes se ha visto” (FLH, p.21).
Un poco más adelante, FLH aclara cuál es el tema de su investigación: “El tema de investigación de esta tesis es una valoración moral del transhumanismo y el posthumanismo a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia” (FLH, p.22). El autor no duda en denominar al TRANS-POSTHUMANISMO como una "ideología“antropológica”. Es decir, lo que está en juego es la mismísima condición humana. FLH cita a Pablo VI: “Porque el peligro no viene ni del progreso ni de la ciencia, que, bien utilizados, podrán, por lo contrario, resolver muchos de los graves problemas que afligen a la humanidad. El verdadero peligro está en el hombre, que dispone de instrumentos cada vez más poderosos, capaces de llevar tanto a la ruina como a las más altas conquistas” (FLH,p.9).
Y agrega otra frase del recién fallecido papa emérito Benedicto XVI: “La ciencia puede contribuir mucho a la humanización del mundo y de la humanidad. Pero también puede destruir al hombre y al mundo si no está orientada por fuerzas externas a ella misma (…) No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. Eso es válido incluso en el ámbito puramente intramundano”. (FLH,p.9).
La ciencia y la tecnología no son NEUTRALES: o construyen o destruyen. O matan o dan vida. O humanizan o deshumanizan.
FLH le da a su tesis un subtítulo elocuente: El mito de las ciencias convergentes como fuente para un mundo feliz.
La eudaimonía (felicidad) de que hablaba Aristóteles y muchos de los presocráticos, ha sido una búsqueda constante en todas las culturas de la humanidad, tanto de Oriente como de Occidente.
Todo el pensamiento mítico de la humanidad ha sido reiterado en el tema de la FELICIDAD a través de superar el sufrimiento, el envejecimiento e incluso, la muerte.
FLH precisa la característica principal de la ideología transposthumanista: “La característica principal de la ideología trans-posthumanista es su tenaz tentativa de mejorar y aumentar biotecnológicamente las capacidades físicas, cognitivas, emocionales y mentales de la especie humana, desde las bases mismas de la vida -rediseño y edición genética hasta acabar con la vejez y, en el mejor de los casos, con la muerte, considerada esta última por muchos como un hecho biológico y natural, más que algo impuesto por Dios: El problema de la muerte es un problema a resolver y no una realidad impuesta por la naturaleza o impuesta por la voluntad divina” (FLH, p.22).
Para decirlo en la nomenclatura de los libros de Yuval Noah Harari, se trata de pasar del homo sapiens al homo deus.
El dilema de fondo del ser humano -y es una constante en la historia- consiste en no querer ser humanos sino en querer ser como dioses. Hoy, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, al volcarse en ideología-utopía, quiere asegurar y confirmar ese tránsito de la humanidad a la divinidad. Vamos a dejar de ser humanos y nos convertiremos en dioses.
III. UN CUENTO PREMONITORIO: El presente-futuro (un niño) le pregunta al presente-pasado (el abuelo) sobre el futuro.
El niño preguntó al abuelo:
¿Cómo viviremos en el futuro?
El abuelo respondió:
Los hombres no tendrán que embarazar a las mujeres, pues ellas mismas se auto-embarazarán a través de sus células madres.
No habrá hombres ni mujeres, pues habremos llegado a los transgéneros; volveremos al andrógino, que era hombre y mujer a la vez en un solo ser; se cumplirá aquello que dejaba entrever Nietzsche: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe Dios”.
No existirán gimnasios, porque no habrá obesidad; la nanotecnología y la biotecnología habrán resuelto ese problema.
No habrá clínicas ni hospitales, porque no existirá la enfermedad, ya que muchas ciencias convergentes habrán resuelto ese problema.
No habrá asilos de ancianos, porque ya no existirá el envejecimiento.
No habrá velorios ni funerarias, ni cementerios, porque la muerte ya no existe. Será cosa del pasado. Volvemos a releer a Nietzsche: Habremos logrado la muerte de la muerte.
No tendremos que trabajar, porque eso se lo dejaremos a los robots. Por vía de consecuencia, desaparecen las leyes laborales, los sindicatos, las huelgas, las vacaciones de trabajadores, los seguros, las pensiones y jubilaciones.
No habrá manicomios, pues la locura será controlada, a través de la genética (el genoma), la nanotecnología, la biotecnología, las neurociencias y otras ciencias convergentes.
No habrá ciegos, ni sordos, ni mudos, ni discapacitados motores, ni síndrome de Dawn, ni autistas, porque las ciencias convergentes habrán puesto fin a esas limitaciones. Al fin triunfará de nuevo Nietzsche: tendremos el SUPERHOMBRE.
No habrá prostitutas humanas, pues existirán muñecas tan perfectas, realizadas por la tecnología, que no sabremos si son humanas o robots. Es el triunfo de la cibernética a través de los ciborg (cyb-org = seres mitad orgánicos, mitad tecnológicos. Parece que vamos a un mundo donde no habrá cuerpos biológicos.
El niño, a pesar de su poderosa imaginación, se sentía mareado. Paró en seco al abuelo y le dijo:
Abuelo, no sigas hablando de ese futuro, porque ¿dónde estaremos nosotros? Parece que ya no existiremos como humanos.
El abuelo concluyó diciendo:
Tienes razón, mi niño. Ya no seremos ni humanos, ni robos. Seremos dioses.
IV. ¡EUREKA! En tiempos de “sequía mesiánica, de fin de los grandes relatos, fin de las ideologías y utopías, aparece una nueva utopía: EL TRANS-POSTHUMANISMO.
A principios de la década de los noventa del siglo pasado, el pensador nipón-norteamericano Francis Fukuyama esgrimió la tesis del “fin de la historia”, con la caída estrepitosa del socialismo real y expresó que ya llegamos a donde teníamos que llegar, al mejor de los mundos posibles. En las dos décadas completas que ya lleva el siglo XXI, Francis Fukuyama se ha dado cuenta que vamos hacia el peor de los mundos posibles, y ha comenzado a negar su euforia inicial, a través de dos obras, Nuestro futuro posthumano. Consecuencias de la revolución biotecnológica (2002) y posteriormente su obra Transhumanismo (2004). Lo considero un modelo de honestidad intelectual: se dio cuenta que con su euforia inicial del fin da los grandes relatos y de la muerte de las utopías y las ideologías, hemos construido una nueva utopía y una nueva ideología llamada el TRANS-POSTHUMANISMO.
Es decir, que en estos tiempos de “sequía mesiánica” (Elsa Tamez), ha surgido una nueva ideología y utopía todopoderosa: EL TRANS-POSTHUMANISMO. Repito, EL TRANSHUMANISMO es el CAMINO que nos llevará a una META: EL POSTHUMANISMO.
Fausto Leonardo Henríquez lo visualiza claramente de entrada en su tesis doctoral, al seleccionar tres citas, una bíblica y dos papales, que visualizan el leitmotiv de esta nueva ideología y utopía que está arropando el mundo. Me limito ahora a enunciar la cita bíblica:
“Y dijo Yahvé Dios: ¡He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre” (FLH, p.9).
V. El planteamiento de fondo de la tesis es una tentación permanente y actual: No queremos hacernos humanos sino hacernos dioses.
Dado que, por razones de tiempo en esta exposición, no puedo desglosar el formidable contenido científico, filosófico y teológico que resuma el cuerpo textual de esta tesis, me limitaré a enfocar el planteamiento de fondo que a mi juicio quiere explicitar este enjundioso trabajo intelectual de FLH.
El proyecto de Dios es que el hombre sea HUMANO en la TEMPORALIDAD y al acceder a la eternidad alcance la convivencia con la DIVINIDAD.
El Génesis es claro al presentar el proyecto de Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza” (Gen.1,26). No dice: hagamos ángeles, o hagamos dioses, sino hagamos al ser humano. Dios se propone hacer hombres. Este es su proyecto: hacer hombres, hijos de Dios, hermanos unos de otros y administradores solidarios de los bienes del Padre. Es un proyecto sim-bólico (para unir).
Pero frente a este proyecto, aparece enseguida otro proyecto, que la Biblia no duda en atribuírselo a la serpiente, un proyecto dia-bólico (para dividir), destructivo: “Ustedes serán como dioses” (Gen.3,5). La meta parece más elevada, porque es la misma divinidad. Pero decididamente el resultado no es divino sino idolátrico.
Aquí surge el pecado (rahab = no dar en el blanco). Dar en el blanco es querer ser humanos. No dar en el blanco es querer ser dioses.
Desde siempre coexisten estos dos proyectos en pugna:
El proyecto sim-bólico de Dios que es HUMANIZAR, hacernos humanos.
El proyecto dia-bólico, que es la idolatría, hacernos dioses.
Teológicamente hablando, lo contrario de la fe no es la falta de fe, sino la IDOLATRIA. Convertirnos en dioses. Desde el momento que nos convertimos en dioses, destruimos la fraternidad, la hermandad. La humanidad se convierte en “Caín y Abel”.
En este enfoque, he seguido muy de cerca los planteamientos de Carlos Bazarra, OFM Cap.
A MANERA DE CONCLUSION
Pienso que es muy acertado el planteamiento de FLH. Quizás le cuestiono si el marco tradicional de la DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA es el más adecuado para enfocar la problemática del TRANS-POSTHUMANISMO, pues la DSI está muy cifrada en los problemas sociales que hemos heredado en el transcurso de la modernidad. Pero estamos ante una problemática post-moderna. Pienso que el marco de la Bio-Ética o de la Antropología teológica es más adecuado para enfocar la problemática que nos presenta el trans-poshumanismo. Como FLH es un profesor de larga data de DSI, pienso que tiene una visión más amplia que la que yo percibo de este campo específico de la reflexión teológica.
Lo que acabo de decir no desmerita de ningún modo, el certero planteamiento de FLH que nos desafía, nos clarifica y nos hace salir de un laberinto tormentoso por el que transita actualmente la humanidad.
Domingo 15 de enero de 2023