07 marzo 2025

RASGOS QUE DISTINGUEN LA VOZ POÉTICA DE MARIA DE LUZ ORTEGA

 




RASGOS QUE DISTINGUEN LA VOZ POÉTICA DE MARIA DE LUZ ORTEGA 
Por Fausto Antonio Leonardo Henríquez, PhD


Poesía y naturaleza. La primera característica de la poética de MLO es la armonización entre palabra y naturaleza. Los elementos de la naturaleza sirven a la autora para expresar los estados más sutiles del alma. «Cuando el viento estremece los visillos / a Macarena le vienen ganas de llorar» (Cuando el viento acecha).  

El lenguaje conversacional. En efecto, la poeta emula un estilo decir las cosas que emula la voz de la poética de la experiencia. A esto se suma la claridad expositiva y un ritmo contagioso que conduce al lector a contemplar la estampa plasmada en el poema. «Existen conversaciones que nos desnudan / que nos llevan a la mueca / para no llorar a gritos» (Conversaciones que surgen al trasluz de la niebla).  

La palabra como vehículo de las emociones. MLO cuida las palabras, las engarza con maestría y belleza. Sabe que la palabra sirve para crear mundos imaginarios, pero también para expresar los estados de ánimo (tristeza, alegría, júbilo, etc.). La palabra poética la impele a liberar lo que le concita y subyuga. Los labios, la boca son una ventana por la que salen, liberadas, las palabras. «La lengua delinea / los labios húmedos / humedad que se escapa / por la ventana entreabierta» (Las tardes se mecen tibias en noviembre).  

La noche, símbolo de la conciencia. La poeta domestica a la noche, la amansa y la hace su compañera. La introduce al ámbito doméstico como una compañera que cohabita en lo cotidiano, en los rincones de la casa, confabulada con la memoria oculta de los objetos. La noche llega como aliada, pero insumisa y libre, por eso cuando presiente la aurora se hace invisible y se escapa. La noche es símbolo de una conciencia despierta, reveladora de los secretos de la memoria, de los recuerdos.  La cuestión social. Con sutileza, la poeta evoca las ansias, el sufrimiento, los sueños y las angustias de la sociedad. «Bajo la piedra / un antiguo dolor / se revuelca» (Fisuras). En el mismo tenor, en el poema “Esferas traslúcidas”, con fina ironía la poeta denuncia la actitud de muchos que, aburguesados en su zona de confort, se conmueven momentáneamente ante las noticias que anuncian guerras, dolor y sufrimiento. Impasibles, siguen su buena vida, que no la vida buena. “Cantata de los extraviados” y “un adiós a medio decir” son, también, indicativos de una poética que asume lo social como telón de fondo de sus reflexiones.  

En búsqueda de sentido. El poema “Desde mis huesos” es de antología. Este poema puede resumir, en mi opinión, los rasgos poéticos más sobresalientes de MLO. La poeta capta los murmullos de una vida más honda. Lee los códigos inscritos en su historia biográfica que se extiende como un telar en su pasado. Descifra en su linaje, como madre y mujer, los vestigios o señales de una historia secreta: la de la vida.

  Desde mis huesos  

Llegan a mis huesos señales 
Código perfecto desde el vientre 
Las escucho entre el ruido de los artificios 
Se desplazan por el viento del desierto 
Gravitan esparcidas como astillas blancas 
Hay un murmullo bajo la luna 
Y yo madre eternamente presente 
Yo mujer con los gemidos acuesta 
insertados en la vértebra 
rastreo la vida 
Hundo mis manos en el extenso arenal 
tras los huesos de los míos 
que bajo las estrellas nortinas deambulan 
como pájaros heridos
con un canto inconcluso.  

Este poema capta el sentido de la vida y descubre verdades profundas que la poeta intuye con agudeza. La belleza expresa es indiscutible, prueba de ello son las imágenes, sorprendentes y bien logradas. Ella capta señales que «se desplazan por el viento del desierto / Gravitan esparcidas como astillas blancas». Exalta su condición de madre y mujer, apuntalando de esta manera su femineidad, asumiendo cualquier cuota de sufrimiento que pueda suponer esta identidad. Se reconoce en la memoria de su linaje, en la herencia de su pasado familiar. Vuelve la mirada a ese pasado para rescatar los vínculos y códigos que corren por su sangre. Esa inmersión en la historia de sus ancestros, posiblemente como en cualquiera de las nuestras, hay heridas, vidas inacabadas, anhelos incumplidos, pero, al fin y al cabo, vidas que pueden llegar a la plenitud. «Hundo mis manos en el extenso arenal / tras los huesos de los míos / que bajo las estrellas nortinas deambulan / como pájaros heridos / con un canto inconcluso» (Desde mis huesos). 

 Juicio crítico. La poesía escrita por María de la Luz Ortega embellece la lengua española. Con un estilo depurado, claro y sencillo logra momentos extraordinarios. Comunica con un lenguaje sencillo la complejidad de estados del espíritu. Cada poema responde a verdades de vida, a experiencias auténticas. Por todo ello, y por mucho más, se puede afirmar que la poesía de María de Luz tiene rasgos de universalidad, por cuanto canta lo genuinamente humano. Temas como la soledad, el dolor, el tiempo, el sentido de la vida, la muerte, Dios, son solo unos ejemplos de sus grandes inquietudes como autora. Si lo dicho es verdad, entonces concluimos que estamos ante una mujer dotada de una sensibilidad y una imaginación creativa singular, cuya obra amerita ser leída y tenida en cuenta por los estudiosos y por la crítica literaria.


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